El 18 de noviembre de cada año se celebra el «Día Europeo del Uso Prudente de Antibióticos«, el cual fue establecido por el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades para que la población tome conciencia de que este abuso crea, entre otros perjuicios para la salud, resistencia a los antibióticos, obligando al uso de remedios cada vez más fuertes inclusive para los que no abusan.
Los antibióticos son sustancias químicas producida por un ser vivo o derivado sintético que matan o impiden el crecimiento de ciertos microorganismos sensibles, generalmente bacterias. Se utilizan para combatir infecciones provocadas por gérmenes.
Si bien los chinos usaban cuajada mohosa de soya sobre ciertas infecciones y los griegos y egipcios usaban moho y ciertas plantas que contenían antibióticos, el primero que se descubrió fue la penicilina en 1897 por Ernest Duchesne en Francia.
Debido a la automedicación y abuso de los antibióticos, los gérmenes se han fortalecido, haciendo que en algunos casos, por ejemplo una angina por bacterias, no se cure con amoxicilina o penicilina, debiendo recurrir a medicamentos más fuertes que afectan perjudicialmente al organismo, destruyendo entre otras cosas, la flora bacteriana.
«Es que la gente toma amoxicilina como si fueran caramelos y las bacterias se hacen más fuertes» suelen quejarse los doctores cuando los pacientes preguntan por qué precisan remedios más potentes.
Es por ello que el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades ha establecido el 18 de noviembre como el Día para uso prudente de los antibióticos, fecha en la cual se realizan campañas de sensibilización dirigida a profesionales, instituciones, autoridades y a la población en general con el objetivo de disminuir su consumo innecesario.
En este día, en España, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, desarrolla actividades en pro del uso prudente y racional de los antibióticos.